Quizás, seas aficionado a
la pesca. Más concretamente a la pesca de trucha. En esta especialidad, no se
trata de arrojar al agua en cualquier zona del río o del lago un señuelo y ver
si hay suerte. La pesca de trucha con mosca requiere lanzar un tipo de mosca
determinada que, naturalmente, es un anzuelo disfrazado, un señuelo que para
ser eficaz imita, no a cualquier insecto, sino precisamente a alguno de los que
la trucha está comiendo en ese momento (es preciso analizar el entorno). La
mosca seleccionada es equiparable al beneficio básico del posicionamiento, es
algo apetecible. Un poco más adelante definiré los requisitos que un beneficio
básico debe reunir para ser apetecible para el consumidor.
Por otro lado, no se
lanza esta mosca a cualquier punto del río. El pescador con experiencia estudia
primero las aguas (también es necesario estudiar el mercado).
Al observar
cuidadosamente el río, el pescador descubre el lugar donde se encuentra la
trucha. Porque este salmónillo escoge siempre un lugar preciso, protegido de la
fuerza de la corriente, detrás de una piedra, o camuflado bajo las ramas de un
árbol en la ribera. Tiene, como las personas, un lugar de residencia, un
hábitat.
La trucha es nuestro
grupo objetivo.
Si el beneficio básico es
atractivo para la trucha que hemos localizado, habrá picada. Funcionará el
posicionamiento.
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