Por eso en este entorno
que nos toca vivir es absolutamente crucial ser el dueño de una plabra que nos
identifique, de forma preferencial y preferente, respecto de otros que también
ofrecen algo igual o parecido, y que además nos permita ser la primera opción
en la lista de los clientes potenciales a quienes queremos atraer.
Esa es la marca. Una referencia
mágica que pone y mantiene en contacto a quien ofrece con quien demanda. Es la
percha de la que nuestra propuesta se cuelga en la mente de los demás.
Un nombre propio que
distingue a una persona, a un producto, a un servicio, a una institución, partido
político, país, es decir cualquier cosa que pueda tener una personalidad propia
y definida y sea susceptible de generar algún tipo de intercambio.
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