Uno de los mayores
errores que cometen las empresas es tratar a sus clientes como si todos fueran
iguales. Es patente que esto no es cierto y al igual que la población en
general, los/las clientes tienen todas las formas y tamaños, edades, proceden
de diferentes formas de vida, etc. Por lo tanto, el enfoque de “tratar a cada
cliente como un caso individual” sería un lujo cuyo coste lo pondría fuera del
alcance de la mayoría de los negocios.
La solución es
agrupar los/las clientes en lo que se denomina “segmentos de mercado”. En
definitiva, en todos los mercados se pueden distinguir conjuntos de
consumidores con características socioeconómicas similares que tienden a
satisfacer sus necesidades y deseos con la misma clase o tipo de productos y
servicios.
Cuanto más astutamente podamos segmentar a nuestros clientes en
diferentes grupos, mayores son las posibilidades de ofrecer los productos o
servicios adecuados a la gente adecuada.
A pesar de que podría decirse con toda veracidad que hay cientos
de formas de segmentar a los/las clientes, en esencia sólo hay tres grandes
enfoques claramente diferenciados:
Agrupación de Clientes basándose en QUÉ compran
Puede que éste sea el método más fácil y obvio de segmentación. Su
principal ventaja es que puede utilizar la información del/la cliente que la
mayoría de las veces está disponible en la empresa.
Se trata de analizar
cuáles son los productos o servicios que más se demandan por parte de nuestros
clientes. Una vez que los tengamos perfectamente identificados, sólo tenemos
que distribuir nuestros recursos en las líneas de negocio resultantes de éste análisis.
Al concentrar todos nuestros esfuerzos sólo en los productos o servicios más
demandados, la empresa progresa rápidamente a cuanto al aprendizaje,
convirtiéndose, de esta manera, en especialistas de una o varias materias.
De forma similar, una empresa puede elegir, en cambio, segmentar
su base de clientes por volumen, puntos de venta, emplazamientos geográficos,
características físicas de los productos, tamaño del pedido, etc. Todas estas
consideraciones son un reflejo de lo que se compra.
Agrupación de
Clientes basándose en QUIÉN compra
Aquí
el foco pasa de lo que se compra a los propios compradores. Con este enfoque
entran en juego nuevos criterios, por ejemplo tipos de personalidad, grupos
socioeconómicos, lealtad de marca y factores demográficos como edad, sexo, etc.
Este
sistema nos muestra dos claros beneficios:
·
Saber quién nos compra nos permite adaptar el producto o servicio
de una forma más concreta, teniendo en cuenta las necesidades de los/las
clientes.
·
Podemos buscar más fácilmente clientes potenciales que encajen con
los estereotipos del segmento que hemos definido.
Agrupación de
Clientes basándose en POR QUÉ compran
Aquí
el foco se sitúa en la comprensión de la motivación del/la cliente para
comprar, de esta forma determinaremos grupos que tienen unas inclinaciones similares.
Veámoslo
más claro con un ejemplo:
Supongamos
que un fabricante de coches puede segmentar su base de clientes y lo hace de la
siguiente forma:
Los
enfoques basados en otros aspectos de la motivación personal, como los
beneficios que se buscan, las actitudes hacia el producto o servicio, las
preferencias de los/las clientes, etc. podrían encuadrarse dentro de este
tercer método de segmentación o agrupación de clientes.
En
la práctica es probable que tengamos que utilizar una combinación de estos
criterios en lugar de depender sólo de uno de ellos, de tal forma que podamos
desarrollar una descripción más fidedigna de cada segmento de clientes. Con
esto estaremos mejor situados a la hora de suministrar productos o servicios
que tengan un alto nivel de aceptabilidad. De hecho, cuanto más creativamente
pueda ser segmentado el mercado, mayores
son las posibilidades de desarrollar alguna clase de ventaja competitiva.
“Si enfocamos el mercado de forma muy parecida a todos/as los/las
demás,
¿Por qué tendría que ver el/la cliente alguna diferencia?”
Tal
y como se ha dicho anteriormente, los miembros de cualquier agrupación de
mercado deberían tener un alto grado de similitud entre sí. Mientras que al
mismo tiempo ser claramente diferentes de otros grupos de clientes.
Sin
embargo, también hay que tener en cuenta otras importantes consideraciones para
evaluar un segmento como:
·
Ser lo suficientemente grande como para ofrecernos un buen
rendimiento a cambio de la inversión y el esfuerzo realizados.
·
Ser alcanzable tanto en términos de comunicaciones como de entrega
física.
·
Por último, nos tenemos que hacer la siguiente pregunta respecto a
un determinado segmento:
¿Nos
proporcionaría una ventaja competitiva?
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