El
plan director es un documento formal en el que se intenta plasmar, por parte de
los responsables de una compañía (directivos, gerentes, empresarios...) cual
será la situación de la misma dentro un período de tiempo, generalmente de 5 a 10
años.
El
plan director es cualitativo:
define las futuras cualidades (no las cantidades) de la compañía, finalista: indica lo que se quiere conseguir, pero no cómo
conseguirlo, y atemporal: no establece plazos para alcanzar lo
propuesto, a excepción de la propia vigencia del plan.
El
plan director recoge tres puntos principales:
Productos y servicios: describe el catálogo de productos y/o servicios
que ofrecerá la compañía a sus clientes, y en los que deben basarse sus
ingresos en el medio y en el largo plazo. Esta enumeración debería ser
visionaria, completa y realista.
Mercado potencial: describe el perfil de los clientes que tendrán
acceso a los productos que ofrece la compañía (público final, empresas...),
indicando el segmento más aproximado y sus características principales.
Ventajas competitivas: describe las características que deben situar a
la compañía en una situación ventajosa con respecto a su competencia. Estas
ventajas deben ser, ante todo, difíciles de imitar y sostenibles en el tiempo.
En
la práctica, el plan director se suele condensar en un documento escrito
(generalmente de menos de 10 páginas) que no es más una instantánea del futuro
que los directivos quieren para su compañía.
El
plan director es, por tanto, el eje central sobre el que se articularán otros
documentos de vital importancia para la empresa, como el plan
estratégico o el plan
operativo anual.
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